Hoy nos levantamos a las 3:30, súper temprano, ya que nuestro vuelo sale a las 6:15 hacia Arequipa. Decidimos salir a esta hora para que nos diese tiempo de ver la ciudad, ya que sólo vamos a estar un día en ella.

Al hacer el checkout en el hotel, como el buffet para desayunar todavía no está abierto, nos dan una bolsa a cada uno con nuestro desayuno.

A las 4:00 llega nuestro taxi, y al ser tan temprano, llegamos muy rápido al aeropuerto (nos indican que en horas punta se puede tardar hasta 2 horas en llegar). A las 4:30 ya estamos allí.

Antes de acceder, aprovechamos para desayunar.

Desayuno: bolsita de desayuno del hotel

La bolsa incluye un sándwich de jamón y queso, un trocito de bizcocho y un zumo de melocotón. Es simple, pero a esa hora nos apetece, así que no tenemos ninguna queja.

A las 6:15 sale nuestro vuelo puntual hacia Arequipa, y aterrizamos a las 8:00. Volamos con JetSmart, una aerolínea lowcost de Sudamérica. La experiencia es comparable a viajar con Vueling o Ryanair, en nuestro caso, en el buen sentido.

Pese a que Arequipa es la segunda ciudad más grande de Perú, su aeropuerto es muy pequeñito, y la salida es solamente un pequeño pasillo con un control de seguridad, que lleva directamente al exterior.

Fuera nos está esperando un Uber que teníamos programado desde antes de iniciar el viaje, que nos llevará a nuestro estudio en el barrio de Yanahuara.

Justo esta semana que venimos a Arequipa, hay una convención minera en la ciudad, por lo que encontrar hotel nos resultó prácticamente imposible. Durante toda esa semana, en Booking sólo aparecían hoteles en los que parecía que te iban a secuestrar mientras dormías, o que te pedían de 500€ a 1000€ por noche. Por suerte, por Airbnb encontramos un piso que estaba realmente bien por la zona de Yanahuara, que está a 1km aproximadamente de la Plaza de Armas.

Así, nuestro Uber nos lleva a nuestro estudio en la Calle Beaterio de Yanahuara.

Nuestra primera impresión de Arequipa es un poco negativa. En todo el camino desde el aeropuerto hasta entrar en Yanahuara, se observan calles sin asfaltar, edificios inacabados y mucha pobreza. El camino es largo y nos da la impresión de que nos hemos equivocado al venir aquí.

La explicación a este desorden, se debe a varios factores. Por un lado, es habitual en Perú encontrarnos con la mayoría de edificios que parecen estar en obras. Esto se debe a que, por un lado, son las mismas personas que viven en la casa las que la van construyendo progresivamente, y por otro lado, a que si la casa está «inacabada», está exenta de pagar impuestos y sus habitantes tienen acceso a ayudas sociales. Por este motivo, será muy habitual ver que la mayoría de edificios de Perú están a medio construir, o que vaya a parecer que al edificio le falte un último piso.

En cuanto a las calles, Arequipa ha sido una ciudad que ha crecido de manera desmesurada y sin ningún tipo de planificación, ya que en su momento podía ser muy barato conseguir un terreno en la periferia, demostrando que ibas a vivir allí durante unos años. Eso conlleva a que los servicios públicos sean muy limitados y que la infraestructura sea deficiente.

Según nos vamos acercando a Yanahuara, el aspecto va cambiando considerablemente, y eso nos tranquiliza un poco.

Llegamos a nuestro apartamento a las 8:30. La calle no es turística, pero se ve muy tranquila. Todavía no podemos acceder al apartamento porque aún no lo han limpiado, pero nos permiten dejar las maletas dentro. Aprovechamos este tiempo para visitar un poco la ciudad.

Caminamos hasta el Puente Bolognesi, que cruza el río Chili, que es el que separa Yanahuara del centro histórico de Arequipa. Desde allí tenemos las primeras vistas impresionantes hacia el volcán Misti.

Seguimos recto por la Calle del Puente Bolognesi hasta llegar a la Plaza de Armas de Arequipa. Por el camino, nos damos cuenta de que somos los únicos «guiris» que vamos en manga corta. Todo el mundo va muy tapado, hasta con abrigo, y no entendemos por qué… no es que haga mucho frío, precisamente.

Nuestro primer destino es visitar la Iglesia de la Compañía, cuya entrada suele ser gratuita. Pero aprovechando la convención minera, en nuestro caso, cuesta s/. 10. Esta iglesia consiste en un monumento barroco destacado de la ciudad, construida en el siglo XVII por los jesuitas. Su fachada destaca con sus motivos florales, animales y elementos andines que fusionan el arte europeo con la tradición local.

Son las 9:30 y cruzamos la Plaza de Armas para entrar en la Catedral de Arequipa. Justo cuando vamos a entrar, nos cierran la puerta a las narices, diciendo de un modo muy borde que estará cerrada hasta las 17:00, porque en hora turística la cierran. En fin, segunda catedral que no podemos visitar.

Subiendo las calles, llegamos al Monasterio de Santa Catalina de Siena. La entrada cuesta s/. 48 y vale muchísimo la pena. El Monasterio consiste en un conjunto de salas donde vivían las monjas de clausura. Se puede entrar en gran parte de ellas y ver en las condiciones que vivían. Además, por dentro del monasterio hay calles muy pintorescas decoradas con flores que nos permitirán sacar varias fotos. También hay una terraza en la que se pueden observar los volcanes Misti y Chachani.

Hay que tener mucho cuidado con el sol en esta ciudad y ponerse protección solar, ya que pega realmente fuerte.

Al salir, damos un paseo por las calles cercanas, donde hay varios mercados artesanos para comprar algún souvenir, o un queso helado típico de Arequipa.

A las 12:00 nos indican que ya podemos entrar a nuestro apartamento, así que vamos de vuelta y descansamos un rato hasta la hora de comer, ya que a las 13:30 tenemos reserva en un restaurante.

Comida: La Benita de los Claustros

Es un restaurante pequeñito pero auténtico, dentro de los claustros de la Iglesia de la Compañía. Se divide en una Picantería (para comer) y en una Chichería (para tomar algo). En nuestro caso hicimos una reserva en la picantería antes de iniciar el viaje. Las picanterías son restaurantes tradicionales de Perú, que se encuentran sobre todo en la zona de Arequipa.

En nuestro caso pedimos un Simple Picantero, que es un plato combinado que contiene locro de pecho, estofado de res y arroz, y un Chupe de Camarón, hecho con un caldito a base de gambas, que nos recuerda un poco a una zarzuela.

Para beber, nos pedimos dos cócteles a base de chicha: una Chicha de Güiñapo, elaborada a partir de la fermentación del maíz, y un Chicha Power, que viene a ser una chicha morada con cerveza negra.

Hemos acertado con el sitio y la comida estaba riquísima. Eso sí, tenemos que aprender a medir las cantidades en Perú, ya que los platos son muy grandes y siempre nos sobra comida.

Precio: s/. 180 (unos 45€)

Chicha de Güiñapo y Chicha Power, acompañadas de canchita como aperitivo
Simple Picantero
Chupe de Camarón

Después de comer, vamos caminando hacia Mundo Alpaca, que es un centro cultural en el que se puede experimentar de manera interactiva cómo se hace el tejido a partir de los diferentes camélidos que podemos encontrar en los Andes. En el centro podemos visitar a un grupo de llamas y alpacas, y podemos ver el proceso y la maquinaria que se usa para producir la lana, y una explicación de cómo se ha hecho desde tiempos incas.

La entrada es gratuita.

Alimentando a una llama en Mundo Alpaca

Y saliendo de Mundo Alpaca, vamos a nuestro último destino de Arequipa: el Mirador de Yanahuara. El camino es un poco caótico, con estrechas aceras, buses locales cruzando todo el rato, y la imposibilidad de cruzar una calle a pie, ya que absolutamente nadie respeta los pasos de cebra. Teniendo como premio una larga cuesta hasta el mirador.

Aún así vale la pena, ya que se obtienen bonitas vistas a la ciudad de Arequipa, y al volcán Misti, que es un emblema de la ciudad.

Volcán Misti desde el mirador de Yanahuara

De camino al hotel, paramos en una tienda local a comprar dos botellas de agua, un paquete de galletas y dos zumos, que nos cuestan s/. 8. Nos sorprende el precio, porque en algunos sitios, eso es lo que cuesta sólo una botella de agua.

Estamos demasiado llenos para cenar, y nos vamos a dormir, ya que mañana volvemos a madrugar para iniciar nuestra excursión a Chivay y al Cañón del Colca. Así no hay quién se adapte a la nueva zona horaria.

Mapa resumen