Ayer por la noche tomamos un bus nocturno desde Puno, que nos deja hoy en Cusco. Aunque los asientos eran muy cómodos, hemos podido dormir poco. Por un lado, a alguien se le ocurrió pedirle al conductor que pusiera el aire acondicionado antes de salir. Por el medio de los Andes hacía un frío terrible dentro del bus, y no había manera de contactar con el conductor, ya que la cabina está separada. Por otro lado, la carretera no era la mejor, llena de badenes. Un choque fuerte contra uno de los badenes nos despertó. No pasó nada, pero nos cuestionamos un poco nuestra seguridad.
Al llegar a Cusco, el bus nos deja en la terminal de Cruz del Sur. Nosotros teníamos un Uber reservado para que nos llevara al hotel, pero nos equivocamos y marcamos la terminal de bus de Cusco, que está a unos 5 minutos. Nos costó un rato darnos cuenta, porque ni el del Uber ni nosotros, entendíamos qué estaba pasando. Finalmente el Uber consiguió venir a la terminal donde estábamos y nos llevó a nuestro hotel.
Llegamos a las 6:00 a nuestro hotel Casa Cavassa de Cusco, donde estaremos algunas noches. En principio, nuestra habitación debería estar preparada a esa hora, pero los invitados anteriores no hicieron el checkout a tiempo, y tuvimos que esperar. No teníamos nada que hacer, así que aprovechamos para dar una vuelta por la zona. He de decir que es bonito ver la Plaza de Armas y todo el centro sin gente. También aprovechamos para desayunar.
Desayuno: Cafe Panam
Hay una cafetería cerca del hotel y aprovechamos para desayunar algo.
Nos pedimos un croissant normal, uno de chocolate y un donut. Para acompañar, dos chocolates a la taza.
La bollería estaba buena, la verdad. El chocolate, en cambio, tenía un sabor un poco raro y no nos terminó de gustar.
El precio, también nos pareció un poco elevado, por ser Perú.
Precio: s/. 34 (8,50€)
Al terminar, volvemos al hotel. Como la habitación todavía no está disponible, nos dan un dúplex con cocina, por el mismo precio. Es de agradecer poder descansar un rato en la habitación, ya que estamos muy cansados de esta noche.
Descansamos hasta las 11:00, y los efectos del mal de altura ya empiezan a desaparecer. Mientras, una gatita se posa en nuestra ventana. Es una de las dos gatas del hotel (que es pet friendly). Al abrir la ventana, la gata entra en la habitación y duerme un rato en nuestra cama. Luego no hay quien la saque.
A las 11:00 salimos. Dedicaremos la mañana a visitar la Qorikancha, que está muy cerca de nuestro hotel. Este templo, se podía considerar el Vaticano de los incas, dedicado al dios Sol. El edificio fue destruido parcialmente por los conquistadores españoles y encima construyeron el Convento de Santo Domingo. Actualmente, en el claustro, todavía se pueden ver partes del edificio original, construidos con las paredes de piedra típicas incas.

Hacemos la visita siguiendo la audioguía que nos dan con un QR. Quizás es una de las visitas más importantes de Cusco.
Saliendo, caminamos por la calle Loreto, que lleva de nuevo a la Plaza de Armas. Esta calle destaca porque está delimitada por dos grandes muros de piedra incas, que se conservan en su estado original.
Al llegar a la Plaza de Armas, vemos un ambiente totalmente diferente al de esta madrugada. Ahora hay muchísima gente, y mucho más ambiente.
De allí, seguimos por la calle Triunfo, hasta llegar a la Pierda de los 12 ángulos. Recibe este nombre, porque es una piedra formada por 12 lados, encajada en la pared perfectamente con las demás piedras. Es la piedra más famosa de la ciudad, pero según nuestro punto de vista, también es la piedra más sobrevalorada. La verdad, es que en la Qorikancha hay una piedra con 16 ángulos, y en el Machu Picchu, hay otras que llegan hasta los 32 lados.
Se acerca la hora de comer, y vamos al restaurante dónde teníamos reserva, cerca de la Plaza de Armas.
Comida: Sagrado Restaurante
Teníamos reserva en este restaurante, y es uno de los pocos de la zona donde no hay ningún relaciones públicas fuera convenciendo a los turistas de que entren, así que es buena señal.
Pedimos un ceviche de trucha y un risotto con lomo. El ceviche está bien, pero para nuestro gusto le falta un poco de acidez. El risotto está increíble. La carne, un poco seca, pero aún así está rica. En esta zona, casi todos los ceviches son de trucha, ya que el pescado que llega es el de los lagos.
Precio: s/. 112 (28€ aproximadamente)
Hemos intentado comer poquito, ya que a las 15:00 tenemos una clase de cocina, que todavía no sabemos cómo va a ser. Sólo sabemos que dura 4 horas y que vamos a elaborar varios platos de la cocina peruana. Así, que nos vamos al Mercado de San Pedro dónde hemos quedado con el chef Mauricio para hacer esta clase.
Llegamos un poquito antes, así que nos damos una vuelta por el mercado. Aquí volvemos a ver ejemplos de carne no refrigerada, presentada al aire libre. Nos da un poco de miedo, ya que tememos que la clase de cocina pueda ser con esa carne y que no sepamos decir que no nos la vamos a comer.
A las 15:00 nos encontramos con el chef y con otra pareja que también va a hacer la clase de cocina.
Antes de ponernos manos a la obra, la visita empieza por el mercado, visitando diferentes paradas de productos peruanos. Nos muestra muchos productos exclusivos de este país, empezamos viendo una gran cantidad de frutas y verduras que no habíamos visto en la vida. Luego vamos a un puesto de patatas, donde nos explican que en Perú hay reconocidas unas 3000 clases de patatas, y allí están expuestas algunas de ellas. Vemos paradas de otros tipos de alimentos, como el queso andino, la pesca salada, los diferentes tipos de maíz y quinoa…
Aquí se nos empieza a quitar la mala impresión, ya que todo lo que estamos viendo se ve en buenas condiciones. En algunas de las paradas, el chef va comprando algunos ingredientes, que serán los que usaremos durante la clase.
Nos da más confianza, que el mismo chef nos indique en qué puestos no debemos comprar ni comer en ese mercado. Por ejemplo, nos recomienda no comer un ceviche en los restaurantes del mercado, ya que no sabemos en las condiciones en las que lo tienen.
También nos termina explicando que, en realidad, el Mercado de San Pedro es un mercado turístico, y que los locales compran en otros mercados que no tienen nada que ver.
Visto el mercado y comprados los ingredientes, es cuestión de ponerse a cocinar. Vamos andando a un local que está a un buen rato del mercado, pero sigue siendo en el centro.
Al entrar, nos encanta ver cómo tienen nuestros puestos preparados con varios utensilios e ingredientes. Nos recuerda a un programa de Masterchef.
Lo primero que haremos, será elaborar un cóctel de maracuyá natural, con Pisco e hibisco. Le sacamos la pulpa a la maracuyá, la colamos, y ponemos todos los ingredientes en la coctelera. Nos sale un cóctel muy dulce, y muy adecuado para empezar.
Seguidamente, elaboraremos tres ceviches: un ceviche tradicional de trucha, un ceviche ancestral original que se hacía en la zona (como no tenían lima, usaban un cítrico llamado tumbo) y un ceviche alta vibración, más especial, usando el jugo de la fruta camu camu y bolitas de una alga llamada kushuro.
Entre platos, nos sentamos en una mesa y hacemos degustación. La verdad, es que nos está quedando todo buenísimo, y que estamos comiendo mucho mejor que en cualquier restaurante.
Nuestro chef, se nota que es un profesional de la cocina, y sabe responder a la perfección cualquier duda que le preguntemos. Más, cuando le preguntamos por sustitutos de ingredientes que podemos encontrar en España, ya que aquí no podemos encontrar ni tumbo, ni lúcuma, ni carne de alpaca deshidratada. En todo momento nos sabe orientar.
Lo siguiente es hacer una crema de olluco con carne deshidratada de alpaca. El olluco es otro tubérculo que nunca habíamos visto. Al degustarlo, es parecido a una crema de calabaza, y la carne de la alpaca le da un buen toque.
Como plato de fondo, hacemos un plato combinado, con gratín de patata, que es una comida local muy habitual, que representa una pequeña tarta con varios tipos de patata y queso y un rocoto relleno con ají de gallina. Este momento es muy divertido, porque nos llevan a usar los fogones de una cocina profesional. Para mí es muy emocionante, ya que me gusta mucho la cocina, pero nunca había estado en un lugar así.
Finalmente, de postre, preparamos un plato con varios cortes de frutas (chirimoya, granadilla, tuna, aguaymantos y pepino dulce), hacemos unos gnoccis de harina de quinoa y lúcuma, y le echamos un poco de chocolate.
Ha sido una experiencia increíble, para nosotros, de lo mejor que hemos hecho en este viaje. El chef nos envía un documento con la receta de todo lo que hemos cocinado. Tendremos que probar suerte de encontrar todos los ingredientes, o parecidos, en España.
Cena
Creo que con todos los platos que hemos degustado, hoy nos podemos dar por cenados.
Volvemos al hotel, que mañana toca volver a madrugar (este ya es el modus operandi) para ir al Valle Sagrado.